¿La calefacción marca 20 °C y la casa sigue fría? Lo que conviene revisar cuando bajan las temperaturas
Con la previsión de una Navidad marcada por temperaturas más bajas de lo habitual y un ambiente seco en buena parte de España, muchas casas ya empiezan a notar el frío. No es raro mirar el termostato, ver que marca 20 °C y aun así sentir que la vivienda no termina de calentarse (sobre todo por las noches y a primera hora del día). Lo normal es subir uno o dos grados, pero muchas veces el problema no está en la caldera ni en los radiadores, sino en cómo se reparte (y se pierde) el calor dentro de la casa.
¿Por qué sigues notando el frío con 20 °C en casa?
La clave es que la temperatura del aire (la que mide el termostato) no siempre coincide con la temperatura que siente tu cuerpo. Tu sensación térmica depende también de las superficies que te rodean: paredes, suelo, ventanas y puertas.
Si el aire está a 20 °C, pero las superficies están mucho más frías (por ejemplo, una pared exterior o una ventana que “enfría” la habitación), tu cuerpo pierde calor hacia ellas y aparece esa sensación de “casa fría” aunque el termostato diga lo contrario. Esto se relaciona con la temperatura operativa, una combinación entre la temperatura del aire y la radiación de las superficies.
El “efecto pared fría”: el error que hace que subas la calefacción sin necesidad
Piensa en tu cuerpo como en un radiador: si estás cerca de una pared muy fría o de una ventana con filtraciones, tu calor se va hacia esa superficie. Como consecuencia, te apetece subir el termostato, pero en realidad lo que necesitas es reducir la pérdida de calor o evitar esas zonas frías.
- Si siempre sientes frío en el sofá, revisa si está pegado a una pared exterior o cerca de una ventana.
- Si la zona del suelo está helada (especialmente en habitaciones con suelos fríos), una alfombra gruesa ayuda más de lo que parece.
Tres ajustes que te hacen sentir más calor sin tocar el termostato
1) Corta corrientes de aire: el enemigo número 1 del confort
Muchas veces, se trata de aire frío moviéndose. Por eso, te recomendamos que revises puertas y ventanas y sellar pequeñas rendijas con soluciones sencillas (tiras adhesivas aislantes, juntas nuevas o burletes). Es un gesto barato y muy eficaz para que el calor no se escape por donde no lo ves.
2) “Abriga” la habitación: cortinas y textiles bien usados
Cortinas gruesas, estores térmicos y alfombras crean una barrera extra entre tú y esas superficies frías. No hace falta transformar la casa, con reforzar la estancia donde pasas más tiempo suele notarse muchísimo.
3) Vigila la humedad: si se va de rango, el frío se nota más
La humedad influye en cómo percibimos la temperatura. Como orientación general, en interiores suele recomendarse moverse en rangos moderados (por ejemplo, alrededor del 40%–60%) para bienestar y confort.
- Si el ambiente está muy seco, puedes notar más “frescor” (y piel más seca). Un humidificador o incluso medidas simples pueden ayudar.
- Si está muy húmedo (por encima de ~60%), el ambiente puede sentirse más frío. Ventilar de forma breve y eficaz o usar deshumidificador suele ser lo más directo.
Además, hay un aparato muy simple llamado higrómetro que mide la humedad del aire. Es barato y, en un par de minutos, te ayuda a saber si pasas frío por la calefacción o porque el ambiente de casa no es el adecuado.
Recuerda: si tienes 20 °C y sigues con frío...
- No todo es el termostato: si paredes, suelo, ventanas están fríos, tu cuerpo pierde calor hacia esas superficies.
- Prioriza el sellado: una rendija en ventana o puerta puede arruinar la sensación térmica.
- Revisa la humedad: demasiado seca o demasiado alta puede hacer que el frío se note más.
¿Por qué subir el termostato no suele ser la mejor solución?
Cuando notas frío, lo más habitual es tocar el termostato y subir uno o dos grados “por si acaso”. El problema es que ese gesto no siempre soluciona la sensación de frío y, además, hace que la calefacción trabaje más tiempo y con más intensidad.
Si el calor se está escapando por paredes frías, corrientes de aire o un ambiente mal equilibrado, subir la temperatura solo sirve para compensar esas pérdidas, no para eliminarlas. Es como intentar calentar una casa con la ventana entreabierta.
Por eso, antes de tocar los grados, suele ser más eficaz mejorar cómo se conserva el calor dentro de la vivienda. Cuando la casa retiene mejor el calor, la calefacción no necesita ir al límite y la sensación térmica mejora sin forzar el sistema.
Si aun así notas frío… mira tu factura con otros ojos
Si en casa nunca se está a gusto, pese a tener la calefacción a la temperatura recomendada, y acabas subiendo unos grados para compensar, el gasto se puede disparar sin que te des cuenta. En ese punto, además de mejorar el confort, también tiene sentido revisar tu factura (tarifa, potencia, condiciones) para comprobar si estás pagando de más por conceptos que no necesitas.
¿Crees que estás pagando de más en tu factura?
Te ayudamos a comprobar, gratis, si en tu última factura o revisión de contrato te han incluido alguna cláusula o concepto extra.
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